viernes, 3 de mayo de 2013


“Al equipo lo veo fuerte, con muchas ganas de triunfar”



Lo afirma el experimentado defensor de Villa San Carlos, Mauro Raverta. Además, nos cuenta, donde empezó a jugar, como llego al equipo de Berisso, y afirma que el partido que jamás olvidara fue cuando enfrento a Cambaceres en el 2009, año en que el Celeste logro el ascenso a la Primera “B”.
 
-¿Donde y cuando empezaste a jugar al fútbol?
Empecé en Estudiantes de La Plata, donde estuve desde los 4 hasta los 21 años.
 -¿Como llegaste a Estudiantes?
Llegue por medio de mi padre, que hincha del Pincha y soñaba con que vistiera esa camiseta.
 -¿Que se siente jugar un clásico platense?
Es algo inexplicable. Son los dos clubes más grandes de la Ciudad y hay mucha pasión en ambos.
-¿Cuando debutaste en Primera y de la mano de quien?
No llegue a jugar en la Primera de Estudiantes. Si no que mi debut se dio cuando me fui a Villa San Carlos, donde debute en la Primera “C”, de la mano de Carlos Gorostieta.
 -¿Cómo se concreto tu pase a Villa San Carlos?
Facundo Bessada me dio una mano para que llegue al club. Tanto él como mi padre me dijeron el último empujón para ir a la Villa, y siempre le voy a estar agradecidos a ambos por la ayuda que me brindaron.
 -¿Que destacas del ascenso obtenido con la Villa en el año 2009?
Destaco al grupo de jugadores. La gran mayoría amamos a Villa San Carlos.
 -¿Como lo ves al equipo de de Berisso en estas últimas fechas del torneo de la Primera “B” Metropolitana?
Lo veo fuerte, con muchas ganas de triunfar. Va a ser duro, pero vamos a ir hasta el final.
 –Hasta ahora, ¿qué partido que hayas jugado nunca te vas a olvidar y por qué?
Siempre recordare el partido que jugamos con Cambaceres, en el 2009.” Le dimos la vuelta y no se van a olvidar”; así dice la canción.
 –Tenes una amplia trayectoria en el Ascenso, ¿recordas alguna anécdota que te haya sucedido en estos años?
Hay muchas, si te empiezo a contar no termino mas (se ríe). Pero la más marcada fue un viaje a Rosario: se nos rompió el micro, nos levanto la hincha, La 32, y nos llevo a la cancha. Una locura, pero muy lindo.

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